PRIMERA PARTE
¿Qué es la anorexia nerviosa?
Literalmente, anorexia nerviosa
quiere decir “pérdida del apetito debido a un desorden mental”. A diferencia de
lo que mucha gente cree, la anorexia nerviosa no es una enfermedad nueva ni
exclusiva de la modernidad. Los primeros casos de esta enfermedad se
registraron en la Edad Media. En ese entonces el término ‘anorexia nerviosa’ no
se conocía como tal, pero los registros médicos de la época describen casos de
pacientes con los mismos síntomas que hoy se le adjudican a la anorexia
nerviosa.
La primera descripción médica
de un caso de anorexia se realizó en 1694 por el doctor R. Morton, quien la
diagnosticó en una jovencita de 18 años. En ese entonces sólo describió algunos
síntomas como la pérdida de peso, temperatura baja, frecuentes desmayos e
interrupción de la menstruación. Sin embargo, el término ‘anorexia nerviosa’
como tal, tan sólo fue acuñado en 1874 por William Gull. Desde ese momento, es
típica la aparición de esta enfermedad en adolescentes, con mayor
preponderancia en las mujeres.
En 1914 la anorexia se confunde
con otra afección, conocida como enfermedad de Simmonds, que consiste
en una insuficiente de la glándula pituitaria. Hasta 1940 vuelven a resurgir
las teorías acerca de que el origen de la anorexia nerviosa es psicológico, y
sólo hasta 1950 la enfermedad adquiere identidad propia. Es decir, se le
reconoce como una enfermedad psiquiátrica. La definición más precisa está en el DSM – IV, que determina que una
persona tiene anorexia nerviosa cuando se niega a mantener el peso normal que
le corresponde según su altura y edad, es decir, pesa menos de 85% de lo que
debería pesar según su estatura y edad, presenta una suspensión del ciclo
menstrual por tres periodos consecutivos o no desarrolla el ciclo menstrual si
se trata de una niña en etapa premenstrual, tiene miedo intenso de ganar peso o
engordar, niega frente a los demás estar muy delgada, permanentemente se siente
gorda a pesar de su bajo peso, no le da importancia a su bajo peso ni a su
apariencia física y no tiene ninguna enfermedad física que sea motivo de su
bajo peso.
Así, hoy la anorexia nerviosa
está catalogada como una enfermedad psiquiátrica en la que la persona tiene una
percepción distorsionada de su cuerpo y no se ve ni se concibe a sí misma
físicamente como realmente es. Las personas con anorexia tienen mucho miedo a
engordar. No importa qué tan delgados estén, siempre se ven ‘gordas’ frente al
espejo. Para ellas estar gordas es un problema muy grave que desencadena otros
más, como ser rechazadas por los demás o no triunfar ni tener éxito en la vida.
Debido al inmenso temor por
ganar peso que sienten, estas personas dejan de comer, hacen mucho ejercicio e
incluso recurren a purgantes o vómitos inducidos para no asimilar los alimentos
ingeridos. Por lo general, los anoréxicos son personas de carácter fuerte, de
manera que se mantienen firmes en sus convicciones de no ganar peso. Para ellos
es un logro y un éxito poder controlar de manera estricta la ingesta de
alimentos. Por el contrario, ganar un gramo de peso es un fracaso y engordar es
una vergüenza. Sin embargo, a pesar de lo que se cree, la anorexia no está
motivada por un sentimiento o un deseo de verse delgado o hermoso, por el
contrario, la obsesión que los anoréxicos desarrollan por no ganar peso es
porque se sienten poco atractivos, feos, no merecedores de nada bueno en la
vida e inadecuados para ser felices.
Los individuos con anorexia
concentran su vida en torno a la comida, son personas que viven ofuscadas
por la comida, por la cantidad de calorías ingeridas, por su peso y su físico.
Por eso, son seres que se pesan a diario, cuentan las calorías que se comen y
siempre están haciendo dieta.
A pesar de que la definición
literal dice que la anorexia es una pérdida del apetito, a las personas con
anorexia sí les da hambre. El hambre se manifiesta en el cuerpo con dolor de
cabeza, decaimiento o fatiga, entre otros, por igual en todas las personas. Sin
embargo, los individuos con anorexia no tienen la capacidad (porque la han
perdido) de decir en su mente “Estos síntomas son hambre”. Es decir, no le
ponen el nombre de ‘hambre’ a los síntomas físicos, pero el cuerpo sí los
siente. Básicamente es un problema de rotulación, la palabra ‘hambre’ no está
asociada con los síntomas físicos del hambre.
GÁFARO
Alejandra, Anorexia y Bulimia, Ed. Norma, Colombia, 2001.
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