La mente de Jorge da
vueltas sin parar mientras hace sus deberes. "Nunca lograré aprobar este
examen de historia -piensa-. Mi padre tiene razón, soy como él —nunca haré gran
cosa en la vida". Distraído, baja la mirada y piensa en lo flacas que son
sus piernas. "Uf -se dice-. Seguro que el entrenador de fútbol no me deja
ni intentarlo cuando vea lo poca cosa que soy".
Julio está estudiando
para el mismo examen de historia que Jorge, y tampoco es un amante de esa
asignatura. Pero aquí se acaban las similitudes. Julio tiene una actitud
completamente diferente. Es más probable que piense: “Bueno, historia otra vez.
¡Vaya palo! Menos mal que me luciré en la asignatura que me gusta de verdad
—las mates". Y, cuando Julio piensa en su aspecto, también es mucho más
positivo. Aunque es más bajo y delgado que Steve, Julio es mucho menos proclive
a culpar o criticar su cuerpo y es más probable que piense: "Tal vez esté
delgado, pero corro bien. Seré una buena incorporación para el equipo de
fútbol".
Todos tenemos una
imagen mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos buenos y
cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo del
tiempo, empezando en nuestra más tierna infancia. El término autoimagen se
utiliza para referirse a la imagen mental que una persona tiene de sí misma.
Gran parte de nuestra autoimagen se basa en nuestras interacciones con otras
personas y nuestras experiencias vitales. Esta imagen mental (nuestra
autoimagen) contribuye a nuestra autoestima.
El autoestima depende
de en qué medida nos sentimos valorados, queridos y aceptados por otros — y en
qué medida nos valoramos, queremos y aceptamos a nosotros mismos. Las personas
con una autoestima sana se sienten bien consigo mismas, aprecian su propia
valía y están orgullosas de sus capacidades, habilidades y logros. Las personas
con baja autoestima sienten que no gustarán a nadie, que nadie los aceptará o
que no son buenos en nada.
Todos tenemos problemas
con nuestra autoestima en determinados momentos de la vida —especialmente
durante la adolescencia, cuando estamos descubriendo quiénes somos y cuál es
nuestro lugar en el mundo. La buena noticia es que, como la imagen que tenemos
de nosotros mismos va cambiando a lo largo del tiempo, el autoestima no es algo
inamovible ni fijo de por vida. Así que, si sientes que tu autoestima no es tan
alta como debería ser, puedes mejorarla.
Problemas de autoestima
Antes de que una
persona pueda solucionar sus problemas de autoestima y construir una autoestima
sana, es útil saber en primer lugar qué podría estar causando esos problemas.
Dos cosas en particular —cómo nos ven o nos tratan los demás y cómo nos vemos a
nosotros mismos— pueden tener un gran impacto sobre nuestra autoestima.
Los padres, profesores
y otras figuras de autoridad influyen en las ideas que desarrollamos sobre
nosotros mismos —en particular, cuando somos niños pequeños. Si los padres
pasan más tiempo criticando a un hijo que elogiándolo, es difícil que ese niño
desarrolle una autoestima sana. Puesto que los adolescentes aún están formando
sus valores y creencias, es fácil que construyan su autoimagen alrededor de lo
que dice uno de sus padres, un entrenador u otras personas.
Es obvio que el
autoestima puede salir muy mal parada cuando alguien cuya aceptación valoramos
mucho (como un padre o un profesor) nos hace de menos constantemente. Pero las
críticas no tienen por qué venir siempre de otras personas. Como Jorge en el
ejemplo anterior, algunos adolescentes también tienen un "crítico
interior”, una voz interior que encuentra fallos en todo lo que hacen. Y, como
le sucede a Jorge, la gente a menudo modela inintencionadamente su voz interior
de acuerdo con la opinión de un padre crítico o cualquier otra persona cuya
opinión es importante para ella.
Con el tiempo, escuchar
una voz interior negativa puede dañar el autoestima de una persona tanto como
si la crítica viniera de fuera. Algunas personas están tan acostumbradas a que
su crítico interior siga allí que ni siquiera se dan cuenta cuando se están
haciendo de menos.
Las expectativas poco
realistas también pueden afectar el autoestima de una persona. La gente tiene
una imagen de lo que quiere llegar a ser (o de quién cree que debería ser). La
imagen de la persona ideal es diferente para cada uno. Por ejemplo, algunas
personas admiran las habilidades deportivas y otras las aptitudes académicas.
Las personas que se ven a sí mismas teniendo las cualidades que admiran —como
la habilidad de hacer amigos fácilmente— suelen tener una autoestima alta.
Las personas que no se
ven a sí mismas teniendo las cualidades que admiran pueden desarrollar una baja
autoestima. Desgraciadamente, las personas que tienen una baja autoestima a
menudo tienen las cualidades que admiran, pero no pueden verlo porque la imagen
que tienen de sí mismos está moldeada de tal modo que les impide hacerlo.
¿Por qué es importante
el autoestima?
Los sentimientos que
tenemos hacia nosotros mismos influyen en cómo vivimos nuestras vidas. Las
personas que sienten que se les quiere y aprecia (en otras palabras, las
personas que tienen el autoestima alta) tienen mejores relaciones sociales. Son
más proclives a pedir ayuda y apoyo a los amigos y la familia cuando la
necesiten. Las personas que creen que pueden alcanzar sus objetivos y
solucionar problemas tienden a rendir más en los estudios. Tener una buena
autoestima te permite aceptarte a ti mismo y vivir la vida de forma plena.
Pasos para mejorar el
autoestima
Si quieres mejorar tu
autoestima, aquí tienes algunos consejos para empezar:
• Deja de tener pensamientos
negativos sobre ti mismo. Si estás acostumbrado a centrar la atención en tus
defectos, empieza a pensar en aspectos positivos que los contrarrestan. Cuando
te des cuenta de que estás siendo demasiado crítico contigo, contrarréstalo
diciendo algo positivo sobre ti mismo. Cada día anota tres cosas sobre ti que
te hagan feliz.
• Ponte como objetivo el logro en vez
de la perfección. Algunas personas se acaban paralizando debido a sus ansias de
perfección. En lugar de frenarte con pensamientos como: "No iré a la
audición de la obra hasta que haya perdido 5 kg", piensa en qué eres bueno
y en las cosas con las que disfrutas, y ve a por ellas.
• Considera los errores como
oportunidades de aprendizaje. Acepta que cometerás errores porque todo el mundo
los comete. Los errores forman parte del aprendizaje. Recuerda que las
aptitudes de una persona están en constante desarrollo, y que cada uno
sobresale en cosas diferentes —es lo que hace interesante a la gente.
• Prueba cosas nuevas. Experimenta
con diferentes actividades que te pongan en contacto con tus aptitudes. Luego
siéntete orgulloso de las nuevas habilidades que has adquirido.
• Identifica lo que puedes cambiar y
lo que no. Si te das cuenta de que hay algo tuyo que no te hace feliz y puedes
cambiarlo, empieza ahora mismo. Si se trata de algo que no puedes cambiar (como
tu estatura), empieza a trabajar para quererte tal y como eres.
• Fíjate metas. Piensa en qué te
gustaría conseguir y luego diseña un plan para hacerlo. Atente al plan y ves
anotando tus progresos.
• Siéntete orgulloso de tus opiniones
e ideas. No tengas miedo de expresarlas.
• Colabora en una labor social. Dale
clases a un compañero que tiene problemas, ayuda a limpiar tu barrio, participa
en una maratón benéfica por una buena causa o hazte voluntario de alguna
asociación. Sentir que aportas algo y que se reconoce tu ayuda hace maravillas
para aumentar la autoestima.
• ¡Haz ejercicio! Mitigarás el estrés
y estarás más sano y más feliz.
• Pásatelo bien. ¿Te has encontrado alguna
vez pensando cosas del estilo de: "tendría más amigos si estuviera más
delgado/a”? Disfruta pasando tu tiempo con personas que te importan y haciendo
cosas que te gustan. Relájate y pásalo bien —y no dejes tu vida en suspenso.
Nunca es tarde para construir
una autoestima positiva y sana. En algunos casos, cuando la herida emocional es
muy profunda o duradera, es posible que sea necesaria la ayuda de un
profesional de la salud mental, como un psicólogo o terapeuta. Estos expertos
actúan a modo de guías, ayudando a las personas a quererse a sí mismas y a
darse cuenta de lo que las hace únicas y especiales.
La autoestima
interviene en casi todo lo que haces. Las personas con una autoestima alta
rinden más en los estudios y les resulta más fácil hacer amigos. Tienden a
tener mejores relaciones con la gente de su edad y con los adultos, son más
felices y les cuesta menos enfrentarse a los errores, decepciones y fracasos, y
es más probable que perseveren en algo hasta que lo consigan. Cuesta cierto
trabajo, pero es una habilidad que tendrás de por vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario